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miércoles, 15 de noviembre de 2023

¿Es Cándido inocente?

Por parte del gremio giliprogre, sección feminazi, se produce una curiosa deficiencia visual, por la que, dependiendo de la ideología de la víctima y/o el autor de un delito de índole sexual, se enervan como hidras o callan como gallinas.

Por ejemplo, si yo dijera que Ángela Rodríguez padece de sobrepeso, es una sectaria y una inútil, como yo soy de derechas y ella de izquierdas, me llamarían gordófobo, machista y hasta fascista. En cambio, cuando a Inés Arrimadas la llamaban puta o deseaban que la violaran, toda la grey izquierdista de uno y otro sexo mantuvo la boca cerrada.

Igualmente, si una mujer denuncia malos tratos de su pareja (o expareja, o del padre de sus hijos), todo el ninisterio de Lomismodá corearán a coro maltratador, y no se retractarán de lo proferido ni aunque las investigaciones posteriores demuestren que todo fue una invención de la denunciante.

Y si una mujer, presunta prostituta, denuncia violación por parte de un trío de personas, y una de esas personas resulta ser hijo del presidente del Tribunal Constitucional, en este país a nadie le extraña que esa persona se libre de la exigencia judicial general de no cuestionar la veracidad de la denuncia por violación.

Y eso, aunque esa persona tenga antecedentes por coacción a jueces, amenazas a punta de pistola, blanqueo de capitales y proxenetismo. Ojo, que no digo que el susodicho no sea un alma cándida y todas las acusaciones sean infundadas, pero no deja de ser casualidad que siempre le acusen a él, ¿no?

Y mientras papá, proclive a ensuciar las togas con el polvo del camino -no digamos ya si el polvo es presuntamente de su hijo, y perdón por el zafio chiste fácil-, maniobra para imponer la denuncia de la conspiración -lo que decía yo en el párrafo anterior- en la denuncia por agresión sexual en la que su hijo se ha visto involucrado.

Y como las grandes mentes tienden a pensar igual, no soy yo el único que se pregunta qué le hubiera pasado a cualquier hombre acusado de agresión sexual que no se apellidase Conde-Pumpido.

No digamos ya si fuera, encima, de derechas.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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