Que a corrupción huele en el entorno político del psicópata de la Moncloa, apesta en el entorno familiar del secretario general del partido de la mano y el capullo, hiede en el seno del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer es algo que muy pocos se atreverán a negar.
Si lo hacen por adhesión al
líder, por temor al autócrata, por podredumbre de su alma, por convicción
miserable o porque piensan que ahora les toca a ellos, es lo de menos. El
caso es que lo hacen, del primero al último, y sin importarles una higa.
Hace mes y medio saltaba la
noticia que Petisú Montero, ministra de Hacienda y vicesecretaria
general de la banda política, controló el proyecto del teledirector de
orquesta, proyecto que presidencia del Gobierno coló en un fondo de la
Unión Europea de cuatrocientos setenta y cinco millones de euros.
Probablemente pensaron (es un decir) que así no se notaría…
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