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martes, 8 de julio de 2025

Reflexiones atemporales CCLXVII – El único pecado del que probablemente esté libre

Suelo decir de mí mismo, medio en broma medio en serio, que entre las innumerables cualidades con las que el Altísimo decidió adornarme no se encuentra la modestia.

Se trata, evidentemente, de una risa a mi costa. Sé que tengo cualidades, pero también sé que no soy perfecto. Creo ser también bastante consciente de mis defectos, pero hay uno del que probablemente carezco.

Y ese defecto es la envidia, al que considero el más inútil de los defectos. Porque si alguien tiene una cosa que tú no, caben dos posibilidades: o el que él lo tenga y tú no depende de ti, y en tal caso lo que tienes que hacer es dejarte de tonterías y aplicarte para conseguirlo; o no depende, y en tal caso da lo mismo lo que hagas o dejes de hacer, no lo tendrás.

En cualquier caso, lamentarse es una pérdida de tiempo.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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