Da lo mismo el lugar, da lo mismo el momento: un marxista es, por definición, liberticida y antidemocrático. Pretenderá controlar lo que haces, lo que dices y hasta lo que piensas. Note dejará elegir si quieres matarte, pero decidirá cuándo hacerlo aunque tus seres queridos deseen que sigas viviendo.
Gracias a Dios, el marxismo no
impera en todo el mundo. Y cuando la MeMa marxista propugna la prohibición de
las bolsas de nicotina, Italia, Suecia -donde algo saben de la socialdemocracia-,
Chequia y Hungría -dos países que algo de conocimiento del marxismo han
adquirido por las malas- se le oponen. Y ojo, que considero que fumar es uno de
los vicios más estúpidos que existen.
A escasa distancia de votar la peor izquierda posible con tal de que no gobierne la derecha.
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