Los partidos políticos, y en especial los regionalistas, se arrogan la representación del pueblo, y afirman ser depositarios y defensores de las esencias de su región.
Por eso, los futbolistas del Farça,
aunque sean nacidos en Albacete, se cuidan muy mucho de hacer gestos que puedan
resultar molestos a la horda vociferante. Y si se descuidan y las hacen, o
incluso simplemente se alegran de ser convocados para la selección española de fútbol,
les cae encima la del pulpo.
Pero luego la selección juega y
el público que acude lleva banderas de España, canta Gibraltar español y
se acuerda de la familia materna del psicópata de la Moncloa, al que casi va a
haber que empezar a llamar mamporrero de los enemigos de España.
Por eso, y en esta entrada más que nunca…
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