Ya no es sólo que no reconozca su responsabilidad en la masacre de Paracuellos del Jarama (al fin y al cabo, a toda persona le asiste el derecho a no autoinculparse). Pero en el ejemplar de ayer de El Mundo, en su sección Doce más uno, Carrillo miente. A propósito del intento (fracasado) de colgar una placa en el Congreso de los Diputados recordando que Santa Maravillas nació en uno de los edificios que actualmente integran las dependencias de la Cámara Baja, Carrillo dice: iniciativa de colocar en el Parlamento un recuerdo a una santa que murió en la Guerra. Teniendo en cuenta que Santa Maravillas murió el 11 de Diciembre de 1.974, llegó más de un tercio de siglo tarde para morir en la Guerra Civil (que es de suponer a la que se refiere Carrillo), como seguramente le hubiera gustado a Carrillo que ocurriera.
A propósito, el título de esta entrada no quiere decir que Carrillo sea un gran hijo de puta (que lo es), sino un gran hijo de Pasionaria (que es peor). Con tanta gente buena enfermando de cáncer y este desgraciado sigue ahí. Pero, como dice un amigo mío, es que este tío mata al cáncer.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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