Es muy humano el presentar las cosas del modo más favorable posible para el que las presenta. En esto, los del partido de la mano y el capullo son tan humanos como los que más.
Lo que es menos disculpable es el
comportamiento de algunos de ellos, incluidos aquellos (pocos) que tenían un
presunto prestigio profesional. Es el caso de Nadie Peludiño que, no
conviene olvidar, es hija de su padre, mamporrero en Radio Televisión Española
de quien hoy, por comparación, nos parece un estadista a la altura de Cicerón o
Montesquieu (por más que a éste le enterraran bien enterrado, y bajo tierra
sigue).
En sus memorias -ya hay que tener cuajo y desvergüenza
para poner estas cosas por escrito- la susodicha declara haber intervenido
directamente en la gestión del Instituto Nacional de Estadística, presionando para que las estimaciones oficiales del PIB reflejaran un crecimiento superioral inicialmente calculado.
No sólo eso, sino que dice que les ayudaron
a nivel técnico para mejorar las metodologías del INE, una institución
de (hasta entonces) prestigio con los mejores estadísticos del país.

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