El poder real que una persona o una organización ejerza no depende tanto, en mi opinión, de la verdadera fuerza que lo respalde, sino del que los sometidos crean que tiene.
Es algo parecido al personaje Gladiador, de
los tebeos de la editorial Marvel: un ser súper poderoso, pero cuyo nivel de
poder depende de la confianza que tenga en sí mismo. Si su nivel de confianza
decaen, deviene vulnerable. También es parecido a lo que le ocurre al personaje
de Daniel Dravot en El hombre que pudo reinar (interpretado en la película homónima por Sean Connery), que es tomado por un dios, y obedecido
como tal, hasta que sangra y se dan cuenta de que es mortal.
Valgan todas esta citas entre eruditas y
pedantes para centrar el tema. Actualmente, el psicópata de la Moncloa manda en
el partido, y va trampeando en España. Ya nadie se le toma en serio, aunque se
le sigue teniendo cierta prevención -como la que se tiene a una hiena o un
buitre- por el poder que parece controlar.
Pero el día en que alguien le diga no y
no pase nada, la gente se dará cuenta de que el
emperador está desnudo, y

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