Una de las matracas habituales de la izquierda española -aunque poner matraca e izquierda en la misma frase resulta rebuznante- es que los de derechas somos racistas.
Que si rechazamos
a moros y negros -lo de subsaharianos es una chorrada, puesto que los afrikáner son
blancos… y más subsaharianos que nadie- pero no tenemos nada contra los ucranianos,
que si a los iberoamericanos apenas les toleramos…
En realidad, por lo que no pasamos los de
derechas es por dos cosas: que vengan a vivir del cuento y que no se integren
en nuestra cultura. Porque hay chinos a cascoporro y no pasa nada: aunque lo de
integrarse es una asignatura pendiente -por mucho que se pongan nombres
españoles-, trabajan como… como… bueno, como negros (al menos, los del refranero
popular). Los iberoamericanos, en general, vienen de una cultura que tiene
muchos puntos de coincidencia con la nuestra. En cuanto a los eslavos, aunque
sus costumbre pueden diferir en algunos puntos de las nuestras, no buscan
imponernos las suyas.
En cuanto a los gitanos… bueno, si eso, lo
dejamos para otro día. Pero ellos tampoco piensan bien de nosotros, creo.

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