Si en la reflexión atemporal de esta semana decía que cuando se empieza a perder el miedo al matón de la clase ha comenzado el camino que conduce a su caída, ahora toca señalar uno de los primeros indicios.
Y ese indicio es que se le pierde el respeto,
a él y a sus mamporreros. Ya los ciudadanos han elaborado ingeniosos pareados en
los que, aprovechando las recomendables amistades que le apoyan en su detentación
del poder, le llaman de todo menos bonito.
Pero la cosa cambió hace un par de semanas. El
ninistro Bolardos participaba en el congreso nacional de la Asociación
Profesional de la Magistratura, agrupación mayoritaria dentro de los miembros
de la carrera fiscal y muy crítica con las intromisiones en el poder judicial del
desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer.
Ya la presidente de la APM había criticado
las intromisiones y faltas de respeto del psicópata de la Moncloa hacia los
jueces y magistrados. Pero cuando el triministro afirmó que el Ministerio
Fiscal actúa con autonomía por completo, aquello ya fue el acabóse.
Porque el auditorio togado reaccionó a semejante aserto con risas y carcajadas.
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