Es lo que se me ocurrió cuando leí este titular. En realidad, mi reacción mental no tiene mucho sentido, sólo por aquello de la inmersión lingüística y demás. Lo que está claro es que por mucho que se empeñe Pérez, ese autócrata nacido en Aragón, a la gente no puede imponérsele en qué idioma debe hablar. O como dice la anécdota, si les sale más rentable hablarán en español. Y les saldrá más rentable, porque hablando en catalán no pueden llegar más allá de Andorra, ese país que es básicamente una calle con tiendas a los lados...
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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