Ya he dicho en otra entrada (la anterior a ésta, de hecho), que no soy precisamente madridista. Sin embargo, hay que reconocer que Raúl González ha marcado una época en el Real Madrid, y que su marcha de ese equipo significa el fin de una época (no deja de resultar significativo que a su despedida haya acudido menos del uno por ciento de los que acudieron a la presentación de Cristiano Ronaldo). Quizá haya tenido tanto peso (negativo) como algunos señalan (Ussía, entre ellos), en el sentido de impedir fichajes que hubieran beneficiado al club porque le habrían perjudicado deportivamente a él; pero la culpa sería de los que le permitieron en tal caso salirse con la suya (presidentes y entrenadores): como suelo decir, lo importante no es mandar, lo importante es que te hagan caso...
Cuando empezó a despuntar, mi padre solía decir Raúl es un bluff, el que tiene verdadero talento es De la Peña (a lo mejor porque el Pelat, como mi padre, es santanderino). Aún reconociendo lo cierto de su afirmación (De la Peña -que acabó jugando en el Español de mis amores- es un genio, como lo es Guti, y por tanto son irregulares; Raúl, por el contrario, es un currante del fútbol, y por eso ha conseguido lo que ha conseguido), tengo que reconocer que sentía cierta satisfacción cuando, cada vez que Raúl metía un gol, le decía a mi padre con cierto retintín Eh, papá, que el bluff ha marcado otra vez...
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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