A propósito de la liberación de los cooperantes secuestrados en África (previo pago de un jugoso rescate), ayer mantuve una breve aunque interesante conversación acerca de qué se puede hacer en tales casos. Mi interlocutora decía que pagaría en cualquier caso, a sabiendas de que ello daría alas a los secuestradores para, como así ha ocurrido, planear nuevos secuestros. Mi respuesta fue que no sabía qué haría, aunque el cuerpo me pedía seguir la doctrina estadounidense arquetípica: no se negocia con terroristas, no se paga a secuestradores.
Sin embargo, había un dato que no conocía entonces y que ahora sí conozco: que los cooperantes fueron allí, no sólo a sabiendas de que era una zona peligrosa, sino en contra de recomendaciones expresas de ir allí. En tal caso, lo siento mucho, pero se buscaron lo que les ha pasado. Así que nada de nos han robado nueve meses de nuestras vidas, majos…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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