Aunque sólo fuera por eso, el Valle de Arán merece existir. Los sedicentes (en el sentido etimológico de la palabra) nacionalistas araneses se sienten tan catalanes como los nazionalistas catalanes se sienten españoles. De hecho, la primera vez que fui, me dijeron como dicen (y no decimos, como sería lo lógico) los catalanes...
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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