Cuando empecé a leer esta novela pensé Vaya ida de olla de Haggard. Conforme he ido avanzando, esta impresión inicial se ha ido mitigando un tanto, aunque no ha llegado a desaparecer. La novela supera el mero ámbito de la pura historia de aventuras y se mete por unos vericuetos místicos y teológicos que por momentos la hacen un tanto pesada. Además, la protagonista tarda casi media obra en aparecer, y el final me resulta de lo más anticlimático. Veremos qué ocurre en la tercera parte, una precuela, y si de un modo definitivo se dan explicaciones o no.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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