Los ecologistas sandía, verdes por fuera y rojos por dentro, dicen defender la naturaleza, los derechos de los animales y todas esas pamemas. En realidad, como han hecho siempre los marxistas -porque eso es lo que son, marxistas-, lo único que pretenden es que toda la sociedad se comporte según sus delirantes puntos de vista.
Creo que fue el ministerio de Juanita
Petarda -y si no lo fue, me da lo mismo, tenía ganas de poner el mote para
retener los derechos del copyright- el que sacó la llamada (por algunos) ley de
bienestar animal. Como todo lo que sale del desgobierno socialcomunista que
tenemos la desgracia de padecer, una chapuza legislativa.
La norma pretendía eliminar la denominación
de perro potencialmente peligroso (PPP) y sustituirla por perros de
manejo especial, el nombre que recibirían los animales que no consiguiesen
superar un test de sociabilidad. Sin embargo, debido a las dificultades para
definir cómo debía ser el test y a las prisas por aprobar la ley, aquello
finalmente quedó en temas pendientes (los neocom, ya se sabe, siempre
tan trabajadores…).
Ahora, la Dirección General de Derechos de
los Animales, bajo la dirección de un tal Becerra (que ironías te trae a veces
la vida), pretende retomar este asunto a través del Real Decreto de desarrollo
normativo de la ley animalista. Según dicho desarrollo, los perros
potencialmente peligrosos que no superen (o no se sometan) a la prueba de
comportamiento, no podrán ser utilizados como individuos reproductores.
A esta panda de gaznápiros es a los que debería prohibirse que se reproduzcan…
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