Esta obra menor (tanto por el volumen como por la ligereza de su tono) de John Ronald Reuel Tolkien llevaba varios años en mi librería a la espera de ser leída. Al fin, cuando ya no me quedaba nada más que leer, salvo la Biblia y una edición dedicada por el autor de Los álamos de Alonso Mora, lo cogí y me lo ventilé en un santiamén.
El libro tiene el tono propio de los cuentos (que es lo que es), y recuerda a otras obras de Tolkien del mismo tipo, como Roverandom o incluso El hobbit. Uno no puede por menos que pensar en qué hubiera ocurrido si la mitología de Tolkien se hubiera desarrollado con un individuo que colecciona sombreros y tiene un girafejo como mascota…
A destacar dos cosas: aparentemente, la invención del vocablo brunch (traducido como desalmuerzo) y la aparición de refilón de Gaffer Gamgee (el Tío, de El señor de los anillos).
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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