Los que defienden que la Segunda República española fue un oasis de paz y democracia olvidan convenientemente que fueron sus correligionarios los que impidieron que tal cosa sucediera (en efecto, fueron las izquierdas las que, desde el primer momento, hicieron inviable cualquier posibilidad de una verdadera democracia, ya que fabricaron una Constitución que iba contra –al menos- media España, se negaron sistemáticamente a aceptar cualquier resultado electoral que no les favoreciera y ejercieron la violencia, contra los demás y entre ellos mismos, casi desde el primer momento).
Viene esto a cuento del incidente en el domicilio de Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid. Puede que los dos vándalos fueran, como se ha dicho, un par de hinchas etilizados del Real Madrid; hay que respetar la presunción de inocencia, y todo eso, de acuerdo. Pero, como ha dicho Esperanza Aguirre, ¿y si el domicilio violentado hubiera sido el de algún jerarca socialista? Recordemos el caso de Bono en la manifestación antiterrorista, en la que se detuvo a algunos manifestantes por el sólo hecho de ser militantes del PP… aunque luego se demostró que a Bono no le habían tocado ni un pelo de su ahora repoblada chochola…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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