El mayor problema que tenemos los votantes de derechas (y, no nos engañemos, actualmente eso significa votar PP si queremos que el voto sirva para algo) es que, actualmente, el arriolismo es la estrategia política imperante. Es decir, hacer una oposición no demasiado dura, no sea que el electorado se vaya a asustar, y nada de exponer las medidas radicales que la situación requiere que se tomen.
Parece que muy pocos recuerdan que cuando el PP llegó al Gobierno fue haciendo una oposición dura; pero no dura porque sí, sino porque era lo que el país necesitaba y lo que el Gobierno se merecía. Las cosas no han cambiado década y media después, pero el modo de actuar del PP sí. Y así le va a España: a poco que se descuiden, el Rasputín cántabro, el tío con menos tirón electoral desde Joaquín Almunia, conseguirá lo imposible... y lo impensable sucederá.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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