Don Josefiño, fiel a sus costumbres, no pierde ocasión de meter la pata. Primero, en su última comparecencia como portavoz del Gobierno, afirmó que si quisiera hacer algo irregular me reuniría en mi despacho. Al parecer, ignora que, al igual que la corte está donde está el monarca, el despacho de un ministro está donde quiera que éste se encuentre, aunque el lugar sea un automóvil estacionado en una gasolinera…
Luego, fiel a su humilde espíritu cristiano, dijo que no iba a admitir errores… por no darles el gustazo a los periodistas.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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