El hecho de que las últimas elecciones generales se hayan celebrado en Noviembre ha tenido como consecuencia que el nuevo Gobierno no se haya constituido hasta la semana anterior a la Navidad. Si el Gobierno saliente hubiera hecho los deberes, habría un proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el año que acaba de comenzar.
Lo que quiero decir es que si se mantiene la pauta de celebrar elecciones cada cuatro años, uno de cada cuatro años terminará sin Presupuestos Generales del Estado o, alternativamente y en el improbable caso de que el Gobierno saliente haga los deberes, con unos Presupuestos Generales a punto de ser aprobados que tendrá que aprobar y ejecutar el Gobierno entrante.
Lo ideal sería que las elecciones fueran siempre en primavera, cada cuatro años, como en Estados Unidos (aunque allí sean en Noviembre). Y si un Gobierno llega a un caso extremo de inoperancia, como ha sido el caso de este último (bueno, en realidad partió de un caso extremo de inoperancia), que dimita y deje paso a quien sí pueda actuar.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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