Finalmente, después de recusar a cuanto magistrado se le ha puesto por delante, el gran juez Baltasar Garzón (como le denominan en un grupito en Facebook… grande por su ego, porque por su pericia profesional… vamos, anda) se ha sentado en el banquillo de los acusados. Y no, como ha dicho Ma Chacón, por perseguir un caso de corrupción, sino por prevaricación. Desde mi punto de vista, lo peor que puede hacer un juez (peor incluso que el cohecho, la impericia o la inutilidad): dictar una resolución injusta a sabiendas.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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