Está claro que en España en general, y en algunas regiones en particular, la libertad de expresión existe sólo cuando no se toquen según qué temas. En la Casa del libro de Barcelona se ha vetado la presentación de un libro por considerarlo subversivo. Y no es que propugnara la revolución, atacara la morar o intentara violentar el orden público. Qué va. Se limitaba, nada menos, a denunciar la imposición lingüística.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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