Parece que la política española en relación con Gibraltar va a cambiar, para bien. En primer lugar, el ministro de Exteriores se estrenó en la Unión Europea dirigiendo un Gibraltar español a su colega británico. Y apenas una semana más tarde transmitió al Reino Unido que en relación con el Peñón se acabó la broma, y que las autoridades de Gibraltar no intervendrán en cosas de mayores. Veremos, como en tantas otras cosas, si estas bonitas palabras se traducen en actitudes firmes en defensa de nuestros intereses o, como suele suceder, se quedan en eso, en meras palabras… Aunque el hecho de que, cuando el primer ministro británico ha hablado de autodeterminación, el español haya saltado inmediatamente es un buen indicio.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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