La
toma de Gibraltar por parte del Reino Unido fue un acto de piratería, no un
acto de guerra. Mal puede continuar bien lo que comenzó mal, y el devenir de
las relaciones entre España y el Reino Unido a propósito del Peñón ha oscilado
entre mal y peor. Sólo cuando nos hemos puesto firmes han reculado algo; pero
como saben que somos un pueblo en general pusilánime y que no observa el
principio que ellos veneran (con razón o sin razón, mi país es lo primero), no
se preocupan demasiado y se limitan a esperar que reculemos.
Ya
tocaron las narices en la luna de miel del príncipe Carlos y su primera esposa;
ahora vuelven a hacerlo enviando al benjamín de su Graciosa Majestad (aunque en
este caso, maldita la gracia que hace) con motivo del sexagésimo aniversario de
su subida al trono, y aprovechando para usar la Roca como gigantesca pantalla de proyección.
Y
ahora va el cacique de la colonia y disparata en la ONU diciendo cosas como “una
fuerza paramilitar conocida como Guardia Civil” (el muy ceporro no sabe que la
Guardia Civil es un instituto armado de carácter militar, nada de paramilitar), “España lo único que
intenta hacer es atacar la economía de Gibraltar y la integridad territorial de
Gibraltar y sus aguas” (Gibraltar no tiene aguas de iure, las tiene como tiene el itsmo, por usurpación), “países
que deberían ser aliados, como España y Gibraltar” (¿Gibraltar un país? Estos
se creen mierda y no llegan a pedo), o “no debemos estar peleándonos en las
aguas de la bahía de Gibraltar” (¿sabrán ya los de Algeciras que les han
rebautizado la bahía?).
Y
encima, se atreven a decir que los que hostigamos somos los españoles…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
¡¡¡GIBRALTAR ESPAÑOL!!!
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