Cuando uno ya había perdido la esperanza de que el clero necionanista tuviera posibilidades de recuperación, va y sale el obispo de Solsona y dice las cosas claras. Para empezar, señala que no se considera catalanista y que no es su misión como obispo. Dado que no habla ex cathedra, yerra cuando dice que no es lo que la gente espera de él. Alguna gentuza sí, señor obispo. Pero remacha la cosa diciendo "Si usted quiere saber si soy independentista, le diré que no".
Continúa diciendo que no se identifica con la Iglesia catalana progresista (según el propio obispo, la que hace de la causa nacional un objetivo y propugna cambios en la moral), de la que no se siente cercano.
Además de lo divino, el obispo opina de lo humano, y vuelve a dar en el clavo: señala que en general la gente que sintoniza con el 15-M ha interiorizado que el Estado debe solucionar todos los problemas, y que lo quieren todo sin hacer esfuerzos. Vuelve a remachar con dos mazaos: que los que han acaparado la imagen del 15-M son antisistema, alternativos, okupas (aunque yerra de nuevo cuando dice que han demostrado poca cosa: han demostrado bastante, pero nada bueno) y que el 15-M no tiene ideas, no tiene propuestas y así no va a ninguna parte.
Luego señala algunas cosas que para cualquier católico como Dios manda deberían ser evidentes: está en contra del preservativo, cree que sexualidad y fecundidad son inseparables, no ve bien los matrimonios homosexuales, el aborto es un crimen, e ir con la mujer de otro, un pecado.
Ya hace tiempo este mismo prelado señaló que no existe la Iglesia catalana, sino la Iglesia EN Cataluña (nota para gaznápiros: católico quiere decir universal).
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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