…dicho sea sin ánimo de ofender a aquellos que sufren dicha enfermedad.
Pero es que sólo encuentro (sin descender a lo que los angloparlantes llamarían palabras de cuatro letras) esta expresión, usada en mi familia, para definir a la panda de estúpidos que exigen que se censure La Divina Comedia, so capa de considerarla homófoba, islamófoba, judófoba y nosecuantasfobas más. Ya sucedió hace tiempo con Huckleberry Finn, obra de la que han sacado una edición censurada en la que al esclavo Jim no se le llama negro… aunque lo sea.
Esta panda de incultos, de intolerantes, no entienden que las obras son hijas del tiempo en que fueron creadas (o, en otros casos, del tiempo en que están ambientadas, cuando se olvida esto surgen pestiños como El reino de los cielos), y se empeñan en reconducirlo todo a las coordenadas actuales. Igual que muchos en el Sur de EE.UU. veían hace siglo y medio a los esclavos como menos que humanos, en la época de Dante el condenar a homosexuales, judíos y musulmanes era opinión no sólo común, sino prácticamente unánime.
Vamos, que estos apóstoles de la tolerancia mudan en intolerantes cuando se les aplica su propia medicina, porque… ¿qué pasaría si se aplicara su rasero al Corán? Pues que se quedaría, prácticamente, en las tapas…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario