Esta voluminosa obra (más de mil páginas de texto, sin contar notas y
bibliografía) de Pedro J. Ramírez cubre un semestre (escaso) muy determinado de
la Revolución Francesa: el que media entre la ejecución de Luis XVI y el golpe
de Estado que llevaría a los jacobinos (y por ende a su líder, tras un
asesinato -el de Marat, en el que el Incorruptible no tuvo nada que ver, que se sepa- y varias depuraciones, Robespierre) al poder.
Parafraseando a Margaret Thatcher, la tesis de este libro es que no existió tal cosa como los girondinos.
O, dicho de otra manera, que no cabe definir a los girondinos per se, sino en oposición a los
jacobinos. Como en todas las revoluciones devenidas totalitarismos (la inmensa
mayoría), el grupo que se hace finalmente con el poder aplica el principio de
que el que no está conmigo está contra mí…
y mal les va a los que no estén con el poder.
Se trata de un libro bastante interesante. Comienza un poco despacio, pero
después las cosas se van acelerando (más por culpa de los acontecimientos que
narra que por el propio curso de la narración) para acabar a todo tren. La
lástima es que termina cuando las cosas van a empezar a ponerse sangrientas o,
por emplear la expresión de La Trinca,
justo antes de que comience la masacre y
aniquilación.
Como todo ensayo, se trata de una obra de tesis. Por su volumen y la
cantidad de fuentes que maneja, es algo que no se hace de un día para otro (ni
siquiera de un mes para otro, o de un año para otro; quizá, de un lustro para
otro), por lo que no ha podido venir condicionado por los acontecimientos
transcurridos en España en los últimos quince meses. Sin embargo, el
paralelismo con quienes oponen la legitimidad
de la calle a la legitimidad de las urnas resulta bastante inquietante…
para aquellos que creemos en la legitimidad de las urnas, claro. El pueblo es
soberano, y tiene siempre razón… hasta cuando mete la pata. Lo malo es cuando
los acontecimientos provocan que le resulte imposible sacarla.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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