Que Bildu es P-ETA lo sabe cualquiera con dos
dedos de frente. Hasta los magistrados del Prostitucional
que, enmendando la plana al Supremo, lo desilegalizaron, al igual que
hicieron con el siguiente P-ETA, Amaiur. Sí, incluso ellos, aunque no tengan
dos dedos de frente y sostengan lo contrario. Pero, por si hicieran falta más pruebas, en
los últimos días hemos tenido dos más:
- En primer lugar, en el aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco (y no ejecución, como he oído en cierta cadena, quiero creer que por descuido), el portavoz del P-ETA del Congreso se negó a condenar el crimen, escudándose en que no podía hablar a título personal, sino en nombre de su formación. Ni siquiera cuando fue requerido para pronunciarse a título personal se situó en contra de la mano que le da de comer. Y ya se sabe, el que no está contra algo, está a favor…
- En segundo lugar, un mamarracho que trabaja en el Ayuntamiento de San Sebastián, miembro del P-ETA municipal (aunque creo que no es un concejal, sino un asesor), amenazó a unos hinchas de la selección española de fútbol que celebraban con una bandera española el triunfo en la reciente Eurocopa. Rebuznando gritos de viva ETA militar (aunque mi vascuence es tan reducido como la dignidad del interfecto, me arriesgaré a esa traducción), amenazó con disparar a los aficionados. Sin embargo, este hecho ha tenido dos consecuencias agradables: la primera, que los aficionados se le encararon, respondiéndole en vascuence (no sabía yo que el batúa diera para mantener una conversación tan larga y sobre temas tan profundos); y la segunda… que el sujeto en cuestión ha dimitido.
Ahora sólo queda que la Fiscalía se ponga las
pilas…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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