Por fin, diecisiete años después, se ha sabido lo que le ocurrió a Publio Cordón. Como en el caso de Anabel Segura, el secuestrado apenas sobrevivió. Como
en el caso de Anabel segura, sus secuestradores ocultaron el hecho a los familiares
de su víctima y a la sociedad en general, buscando obtener un beneficio
económico.
Porque eso es lo que son los miembros del GRAPO. Delincuentes vulgares,
viles alimañas que, como sus correligionarios de ETA, pretenden camuflar sus
móviles criminales con un barniz de ideología progresoide. Y, como los etarras,
estos sedicentes revolucionarios
siempre pueden contar con cruzarse con algún juez lo bastante estúpido (o lo
bastante malvado) como para ponerles en libertad. Como ha ocurrido, vamos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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