El Fütbol Club Barcelona (el Farça
para los no amigos, sobre todo en los últimos tiempos) debe de ser el único
club del mundo que vive, existe y respira en función de su eterno rival (lo del Betis y el Sevilla es punto y aparte, se
parece más al odio africano que a la pura rivalidad deportiva). Eso, unido a la
tradicional hipocresía del necionanismo
catalán, produce situaciones que, para que los que detestamos al culerismo, resultan bastante hilarantes
por su patetismo intelectual.
Como acostumbran a hacer los sátrapas que se perpetúan en el poder
(especialmente aquellos que llegaron como adalides de renovación contra el
supuesto inmovilismo al que sustituyeron), el presidente de la Federación
Española de Fútbol derrama, en fechas señaladas, medidas de gracia y
misericordia. Esta vez les ha tocado a Mourinho y Vilanova, entrenadores del
Real Madrid y del Barcelona, respectivamente (de lo contrario, habría resultado
ciertamente curiosa la disputa de la Supercopa, con ambas escuadras sin sus
entrenadores en el banquillo). Lógicamente, en el Farça se han puesto de uñas ante semejante decisión… la de indultar
al portugués, por supuesto; del Viceguardiola
no han dicho nada. El Madrid ha optado por la segunda mejor opción (la primera
habría sido decir las cosas a las claras: si alguien ha sido beneficiado por la
tolerancia federativa, ha sido el Barcelona), y ha tirado de un poco de ironía
para recordar que cuando los cochinos e impresentados del Barcelona (huy, perdón)
fueron indultados, el Real Madrid no dijo palabra.
Pero claro, la prensa deportiva catalana (culé, habría que decir, porque la
portada, la contraportada y todo lo que hay en medio está dedicado al equipo
con los colores del cantón suizo del que provenía Hans Gamper) no cejó y clamó
contra la injusticia cometida (en
realidad, tienen razón: cualquier medida de gracia es en sí una injusticia)…
olvidando los casos en los que fueron ellos los que resultaron agraciados.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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