El Partido Popular es uno de los tres triunfadores indiscutibles de la jornada electoral. Ha triunfado prácticamente en todos los lugares en los que era posible triunfar (Vascongadas y Cataluña son cosa aparte, pero es que el error viene de hace un tercio de siglo), arrebatando feudos históricos al PSOE (Castilla-La Mancha es el caso más claro) o venciendo (que no triunfando, porque para eso necesita mayoría absoluta… o a UPyD) en otros (Extremadura es el caso paradigmático).
El gran fracaso ha sido, sin lugar a dudas, Asturias. Probablemente el miedo a alguien que le pudiera hacer sombra (aunque me da la impresión de que Cascos se conformaba con ser rey en su pequeña parcela, al modo en que Fraga lo fue en Galicia) hizo que Rajoy (¿y Cospedal?) pusiera a alguien de cuyo nombre no lograba acordarse. Sería de desear que uno y otro olvidaran pasadas rencillas y
decidieran trabajar juntos por el bien de Asturias… y de España.
El gran problema puede ser que el análisis que hagan de estos resultados sea de corte
arriolesco (o arriolano), en plan
¿Lo ves, Mariano? Con nuestra campaña de perfil bajo hemos conseguido unos resultados espectaculares. Sigamos así nueve meses más y la mayoría absoluta nos caerá como fruta madura.
El PSOE ha sido el gran derrotado de las elecciones. Con
unos resultados catastróficos (aunque demasiado buenos, para lo que merecían), ni siquiera el apartarse de zETAp (o enfrentarse directamente a él, como hizo Estrellatus) les ha librado de la debacle. Donde teníam mayorías absolutas, las han perdido; donde las tenían relativas, han pasado a ser segunda fuerza política (o tercera, o cuarta, o…); y donde no gobernaban, en general, se han hundido (me encantó el titular de que el PSOE de Madrid había roto el suelo de Simancas y Sebastián). Si logran gobernar, será con alianzas a veces rocambolescas e inverosímiles.
Especialmente ejemplar me ha parecido el caso de San Sebastián: ¿no quería Cagón Elorza que legalizaran a Bildu? Pues ahí los tiene, a punto de quitarle la alcaldía. Sólo lo siento por los easonenses, aunque bueno, ellos son los que han votado, ¿no?
Por cierto, un pequeño detalle: en su comparecencia, Rodríguez dijo que estamos sumidos en una crisis desde hace tres años. Sin embargo, hace tres años negaba que hubiera crisis. ¿En qué quedamos? Si es que se coge antes a un mentiroso que a un cojo...
Izquierda Unida, como de costumbre, ni fu ni fa. El hecho de que el PSOE se haya hundido miserablemente les ha dado algo de aire, alargando la agonía de una formación que (no olvidemos que la coalición no es sino el PCE y poco más) en cualquier nación medianamente normal sería algo todavía más residual.
UPyD ha sido
otro de los triunfadores. Partiendo prácticamente de la nada, y con prácticamente nada de apoyo, han conseguido unos excelentes resultados que les proporcionan una buena base para intentar consolidarse como una alternativa de izquierdas racional y nacional (algo que hace mucho tiempo que no tenemos en España).
Finalmente, la gran derrotada ha sido España. Rodríguez ha dejado su partido como un erial, desprovisto de nadie con un mínimo nivel ético o intelectual que pueda suponer una esperanza de regeneración (por otra parte, ¿cómo regenerar un partido que desde su fundación –recordemos la declaración de Paulino Iglesias de que el PSOE se atendría a la legalidad en tanto en cuanto beneficiara a sus objetivos- era un delincuente confeso?). Pero la Nación (ese concepto discutido pero indiscutible, diga lo que diga el puerco), por la acción de unos, la complicidad criminal de otros y la pasividad negligente de quienes podrían haberse opuesto, aunque no fuera más que por razón de principios, ha quedado para el arrastre. Y las perspectivas no son nada buenas…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!