jueves, 26 de mayo de 2011

Algunos ejemplos de talante democrático

Un verdadero demócrata, sobre todo si es progresista y/o antisistema, debe dedicarse a reventar a huevazos los actos de todos aquellos que no compartan su ideología. Y todos aquellos que discrepen de la única ideología verdadera serán, desde luego, unos fascistas y, llegado el caso, unos asesinos (supongo que por truncar la existencia de los futuros pollitos).
Un verdadero demócrata, aunque sea un padre de la Constitución, debe dedicarse a insultar a la presidenta de su Comunidad Autónoma, al tiempo que se permite expedir legitimidad como demócrata según pienses como él, o no.
Un verdadero demócrata, sobre todo si está rodeado de sus conmilitones y todos juntos se dedican a incumplir las resoluciones de la Junta Electoral, debe abogar por la derogación de la Ley de Partidos, el mejor medio para evitar la entrada de los filoterroristas en las instituciones (aunque claro, luego viene un Tribunal Constitucional de gallináceas y hace inútil dicha Ley).
Un verdadero demócrata, sobre todo si es alguien que mintió tras el mayor atentado terrorista de la historia de España, que insultó a una víctima del terrorismo y aún no ha pedido disculpas, y que está de acuerdo con el peor presidente de la historia de España en que lo que conviene es que haya tensión, debe dedicarse a hablar de temas sobre los que es dudoso que tenga algún conocimiento, echando la culpa de los males de España a los que no piensan como él.
Un verdadero demócrata, además de cambiar la legislación electoral buscando salir favorecido, debe menospreciar a su contrincate con calificativos que, de producirse en sentido contrario acarrearían epítetos tales como machista o (por supuesto: ver primer párrafo) fascista o asesino.
Un verdadero demócrata debe, además de incumplir la Ley, mentir todo lo que sea posible, siempre y cuando piense que conviene a sus intereses. Aunque luego le pillen...
Un verdadero demócrata, además de dar caña a la Iglesia (católica, ¿cuál, si no?), debe pasar de la oposición y no hablar con ella ni para darle los buenos días.
Podría dar muchos más ejemplos, pero... ¿para qué seguir?
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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