Otro ejemplo del diferente rasero empleado cuando las enseñas salen a pasear: mientras que cuando sujetos como Pedro, el jugador del Farça, enarbolan banderas independentistas (la canaria, en su caso), se les disculpa (en su caso, la ignorancia quizá fuera cierta… los futbolistas no son gente precisamente instruida, en general), cuando alguien enarbola la bandera rojigualda con el águila de San Juan se califica esa bandera como anticonstitucional, inconstitucional o preconstitucional… no siendo, lo diré una y mil veces, ninguna de las tres cosas.
Sin embargo, las cosas parecen estar cambiando, porque cuando, en una celebración de bomberos y policías en Nueva York, un grupo de bomberos catalanes enarboló una estrellada (dado que estaban haciendo una de esas torres humanas que, junto a la sardana, son la muestra más pujante del folclore catalán, quizá deberían habérselo pensado y no tentar la suerte), el resto de la representación española se lo recriminó enérgicamente, llegando incluso a las manos. Pues muy bien, hombre. A ver si aprenden...
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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