Primero, los islandeses apearon del Gobierno a los que habían llevado el país a la bancarrota. Ahora, han ido un paso más allá, y han sentado en el banquillo al entonces primer ministro. Si en España se aplicara el mismo rasero, más de un expresidente autonómico tendría que estar haciendo las maletas para ingresar en algún centro penitenciario… así como algún exministro de Economía y algún presidente del Gobierno.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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