jueves, 13 de diciembre de 2012

Más que un club y menos que nada


Desde que abandonó la presidencia del F.C. Barcelona Juan Gaspart, el mejor presidente que haya tenido la institución (para el Real Madrid, claro…), el club ha tomado una deriva necionanista que pareció que con Juan Laporta había alcanzado su cénit. Pero no, Sandro Rosell acabará por hacer bueno al stripper aeroportuario. Lo último ha sido poner la institución al servicio del país (Cataluña, claro) para defender el catalán, en la polémica suscitada por la descafeinada Ley Wert sobre la educación.
Como en todo régimen autoritario, allí han salido marcando el paso los integrantes más significados de la plantilla de fútbol, sección estandarte de la institución. Si en el caso del entrenador, por su edad y lugar de nacimiento, tiene sentido que diga que si se aprueba la reforma educativa retrocederemos treinta años (cosa que no sería tan mala… tendríamos treinta años menos de inmersión lingüística y de lavado de cerebro), en el caso del goleador principal la cosa resulta ridícula cuando no patética, por partida triple: por su origen (es argentino), por su edad (tiene gracia que diga que espera no volver treinta años atrás… hace treinta años no era ni un proyecto en la mente de sus padres)… y por sus propias circunstancias personales (quizá él haya crecido y estudiado en catalán –aunque no lo hable- y no haya tenido nunca ningún problema, pero su hermana se tuvo que volver a Argentina porque le resultaba imposible estudiar en español).
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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