La sucesión de noticias en relación con la
corrección política que vienen del otro lado del charco amenaza con superar mi
capacidad de asombro.
Primero fue la noticia de que un equipo de
relevos fue desposeído de su victoria por haber dedicado el triunfo a Dios. Y no
es que fueran musulmanes y se arrodillaran de cara a La Meca, o cosa semejante.
No, simplemente, al cruzar la meta el último relevista levantó su mano hacia el
cielo.
Lo siguiente fue la expulsión de una profesora de español en Nueva York. Resulta que la buena señora había empleado
la palabra negro (en español),
vocablo que tiene una carga despectiva y racista en aquel país. La cosa tendría
un pase si no fuera por un par de pequeños detalles: la propia profesora era
negra… y estaba enseñando los nombres de los colores.
Y para demostrar que la estupidez no es
privativa de los Estados Unidos, en Canadá también tienen reacciones más bien
extrañas. Resulta que, cuando un alumno amenazó a otro con un cuchillo, un
tercer compañero intervino para evitar la agresión. Bueno, pues este último alumno fue castigado. ¿La razón? Que en esa escuela no se tolera el heroísmo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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