A pesar de haber alcanzado la presidencia de
tres de los órganos constitucionales (Tribunal Supremo, de Cuentas y
Constitucional), Pascual Sala ha demostrado de todo menos el respeto a la Ley
que se le debe suponer a todo jurista, y más cuando alcanza tan altas
magistraturas.
A la infamia de haber legalizado –contraviniendo
la sentencia del Supremo sobre el tema- la enésima versión del P-ETA, añade,
casi en su despedida, la defensa del sedicente y sedicioso estatuto catalán.
No es que cupiera esperar otra cosa del
personaje, por otra parte… Y luego tiene la desfachatez de decir que el Tribunal Constitucional es independiente y no está politizado. Aunque algo de razón sí que tiene: los que están politizados son sus miembros, sus sentencias, sus actuaciones...
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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