Que el hijo de un asesino de masas que nunca se ha arrepentido de sus crímenes levante un monolito en la Universidad que dirige dedicado a aquellos que apoyaron a los partidarios de su padre no debería extrañar a nadie. Sin embargo, por un simple acto de reciprocidad histórica, debería levantarse un monolito semejante a los miembros de la División Azul. Paso a adelantarme a las posibles objeciones:
- Se dirá que las Brigadas Internacionales luchaban contra el fascismo (término inexacto histórica y geopolíticamente, pero nos entendemos). Bueno, la División Azul luchaba contra el bolchevismo, ideología al menos tan criminal como la otra.
- Se dirá que la División Azul luchaba a las órdenes de Hitler. Bueno, las Brigadas Internacionales luchaban a las órdenes de Stalin. Bigote por bigote, el genocida georgiano lo tenía incomparablemente más poblado.
- Se dirá que las Brigadas Internacionales estaban formadas por idealistas que fueron a luchar a un país que no era el suyo por aquello en lo que creían. Cámbiese Brigadas Internacionales por División Azul y la frase sigue siendo válida… y cierta, además.
Hay una razón más: todavía está por hacerse justicia histórica a la División Azul y el reconocimiento que merece. Y una sola diferencia: la División Azul sabían a dónde iban; las Brigadas Internacionales (concedámosles el beneficio de la duda) no sabían dónde se metían… y, si no, que se lo digan a George Orwell…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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