Qué pesaditos… Cayo Lara planta un enorme Rebélate en la parte delantera del envío propagandístico. Va aviado, porque siempre busco atenerme a los cauces establecidos, y eso de rebelarse para saltárselos es más propio de la izquierda.
Pasando al cuerpo del escrito, parece haber sido construido a base de un corta-y-pega de lo más ramplón: lo de el futuro no está escrito se lo ha tomado prestado a Rubalcaba; lo de hay otras políticas me recuerda al hay otra forma de hacer política de cuando Eduardo Punset se presentaba a no recuerdo qué elecciones…
El señor Lara cree en su capacidad para cambiar las cosas. La de su formación, no la suya. Desengáñese, señor Lara: cuando el comunismo ha cambiado las cosas, nunca ha sido para mejor, sino para peor… o para mucho peor aún.
Proclama a continuación sus objetivos. Me limitaré a comentar el último. Dice que la democracia real y participativa se encuentra hoy en peligro. Si se encuentra en peligro es precisamente gracias a movimientos como los del 15-M, esa panda de delinquidores contumaces a los que tan alegremente apoyó en su día el señor Lara. Probablemente, porque sus propuestas demagógicas y delirantes coincidían mucho con las suyas.
Y termina el escrito con algo que me jode tanto como el que el PSOE empleara mi nombre de pila: se despide con un saludo fraternal. Como buen comunista, el señor Lara debe ser ateo. Por lo tanto, supongo que no cree en aquella proclamación de Jesucristo de que todos los hombre somos hermanos e hijos de Dios. Así que no sé en virtud de qué me considera hermano suyo. De hecho, estoy bastante seguro de que no tenemos ningún lazo de parentesco, lo cual me congratula enormemente.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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