…y nunca mejor dicho, tratándose de la SGAE (por lo de trovato, digo).
Vamos a ver. Quizá la SGAE vele de verdad por los derechos de sus asociados y de los no asociados. Quizá Eduardo Bautista sea un gestor probo y honrado cuyo único fin en la vida sea velar por los intereses de los representantes de la cultura española (de acuerdo, sé que resulta un poco fuerte considerar cultura a algunas manifestaciones llamémosle artísticas de los asociados, pero si el pollo frito dio lugar a una cadena internacional de locales de comida rápida, ¿por qué no va a ser también cultura?). Quizá todo lo que ha hecho sea en beneficio de los demás, y no en el propio y el de sus amiguetes. Quizá.
Pero es que han hecho tantas cosas, las han hecho tan mal y han pisado tantos callos haciéndolas (que si cobrar canon por conciertos benéficos; que si cobrarlo por representaciones de piezas de nuestro teatro clásico –clásico de verdad, no los bodrios que se pergeñan ahora-, cuando sus autores no pensaban ni en la propiedad intelectual ni en la madre que la parió; que si colarse en bodas sin ser invitados para cobrar el canon, cuando seguramente ya se cobró cuando se adquirió la música enlatada, ¿o es que pretenden cobrar cada vez que suene un disco?; que si imponer un canon sobre TODO soporte susceptible de contener grabaciones, acabando así con la presunción de inocencia… ¿y quién me devuelve a mí el canon de los discos que uso para grabar mis fotos y documentos de elaboración propia?). En fin, que han metido tanto la pata y tan a fondo, que cuando el juez ha decretado su prisión y les ha imputado la comisión de delitos de apropiación indebida (el palacio del infante don Luis, en Boadilla del Monte, sin ir más lejos… ¿cómo iban a pagarlo?), lo que la gente ha pensado viene a ser, más o menos, ¿sólo? Seguro que estos se han llevado mucho más…
Y mientras, la rata se apresura a apartarse del buitre
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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