El problema con los terroristas vascos (y no
tan vascos, a tenor de los nombres y apellidos de varios de esos asesinos
cobardes y miserables) es que hay quienes les defienden y justifican (el
recurso al sempiterno problema vasco…
cuando el verdadero problema vasco son ellos), no sólo en Vascongadas, sino
también en el resto de España (algún conocido tengo que hace diez o quince años
justificaba la cosa en los términos que he descrito). Y claro, con semejante
actitud, se han envalentonado.
El único momento en que los necionanistas vascos, los asesinos y los
beneficiarios, han estado verdaderamente acojonados fue tras el asesinato de
Miguel Ángel Blanco. La reacción ciudadana fue de tal calibre que, por una vez,
eran ellos los que huían, y no al revés. Pero la cosa no duró, y la llegada de
zETAp al poder les dio alas. Tanto, que nunca han volado tan alto.
Por eso, no me parece mal la noticia de que
han aparecido pintadas en la casa familiar de uno de los dirigentes de ETA. No
es lo que me gustaría (que sería que empezaran a correr y no pararan hasta
hundirse en mitad del Atlántico, por poner un ejemplo), pero por algo se
empieza. Esperemos que también se continúe por algo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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