Mientras estuvo vivo dije lo que pensaba de él: traidor, mal hijo, asesino
de masas, embustero, jeta y, en resumidas cuentas, un hijo de la grandísima
puta. Ahora que ha muerto, lo único que se me ocurre es que no lo siento en
absoluto. No será un pensamiento demasiado cristiano, pero es el que me ha
surgido. Ojalá esté ardiendo en el infierno en el que no creía. Más vale que Satanás vaya haciendo las maletas, le van a quitar el puesto...
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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