miércoles, 26 de septiembre de 2012

Ya era hora


Era, valga la manida expresión, un clamor ciudadano la necesidad de endurecer las penas de prisión para aquellos crímenes especialmente repugnantes. Quizá nuestro buenista sistema penal persiga la rehabilitación del delincuente; pero es que, sencillamente, hay delincuentes que son sencillamente no susceptibles de rehabilitación. Hay personas que, lisa y llanamente, son malas y nunca serán otra cosa que malas. Y dado que la pena de muerte está desterrada del ordenamiento jurídico español (y que mis convicciones religiosas me impiden defenderla, por mucho que el cuerpo me lo pida), la prisión permanente no me parece una mala solución… aunque sea revisable.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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