viernes, 22 de marzo de 2013

Hay resquemor


Vicente del Bosque es tenido por buena persona porque a diferencia de otros entrenadores, como Clemente, Luis Aragonés o Mourinho, no suele decir una palabra más alta que otra. Sin embargo, el ennoblecido seleccionador nacional, aunque pueda tener grandes cualidades, no es perfecto (¿quién lo es?).
En concreto, estoy bastante seguro de que siente una inquina cierta por el club al que estuvo ligado profesionalmente, tanto de jugador como de entrenador; y, más concretamente, por su actual presidente (otro personaje del mundo del fútbol que por las mismas razones que Del Bosque, tiene también el marchamo de ser un caballero).
No estoy criticando a Del Bosque: teniendo en cuenta el modo, digamos, poco elegante en que se produjo su salida de su club de toda la vida, es humano que respire por la herida. A quienes critico es a quienes poco menos que le elevan a los altares como crisol de todas las virtudes. Porque Del Bosque tiene defectos, como he dicho. Y no pierde ocasión de ningunear al Real Madrid, como hizo en la reciente entrega de premios de la FIFA, o como ha hecho hace poco al no citar ni a un solo jugador del Real Madrid entre los buenos ejemplos que representan los jugadores de la selección española, incluyendo en cambio a un hipócrita de marca mayor como es Javier Hernández.
Y tan poco le sentó nada bien que semejante omisión –una omisión ostentórea, que diría Jesús Gil- le fuera señalada públicamente por el ministro del ramo. Su torpe intento de arreglarlo demostró que le habían pillado en un renuncio, y el hecho de que fuera el único que no riera la broma acabó de confirmarlo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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