Los partidos políticos están formados por
seres humanos. Puesto que de los seres humanos se predica aquello de dime de qué presumes y te diré de qué
careces, lo mismo puede hacerse de sus organizaciones. Las de izquierdas
son especialmente humanas en esto,
puesto que se han conferido a sí mismas una especie de legitimidad moral para
acusar a los demás de aquello que abunda en su propio seno.
Con una diferencia, al menos en España: mientras
que nadie parece querer pactar con el Partido Popular, el PSOE no parece tener
ningún escrúpulo en pactar con quien sea y al precio que sea con tal de arañar
poder. Ha ocurrido hace un par de semanas en Ponferrada, donde el grupo
municipal socialista pactó con un condenado por acoso sexual para presentar una
moción de censura y conseguir la alcaldía. Inicialmente pareció que todo se
hizo a espaldas de la dirección federal del partido, aunque luego se supo que
el hijo de P estaba al tanto de todo. Descubierto el pastel y montado el
escándalo, el reciente alcalde del PSOE renunció… al carnet del partido, que no
a la poltrona municipal. Vamos, lo mismimo lo mismito que en Benidorm hizo la
mamá de Masturbito.
Y cuando el PSOE declaró que ni le avalan ni le quieren, el alcalde de Ponferrada hizo oídos sordos y optó por mantener la
alcaldía.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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