El problema de los políticos de diseño es que, enfrentados a la dura realidad, se quedan sin saber qué decir ni qué hacer o, peor aún, dicen una cosa y hacen la contraria. Así ocurría con zETAp, ejemplo acabado de un globo con forma humana (aire sólo por dentro, sin nada de sustancia), y así ocurre con Ma Chacón, lideresa manufacturada por la secta catalanosocialista.
Llegado el momento en que el social-necionanismo catalán ha planteado su deriva independentista en el Congreso de los Diputados, Carmencita se ha visto en una dura disyuntiva: ¿votaba a favor, por coherencia partidista –no olvidemos que el PSC y el PSOE no son lo mismo, como no se cansan de señalar los propios socialistas-, dinamitando así sus posibilidades de llegar algún día a la secretaría general del partido de Ferraz? O, por el contrario, ¿mantenía sus aspiraciones nacionales, cortando los lazos que la unían a su partido de origen?
Pues al final, ni lo uno ni lo otro. Ni a favor ni en contra. Se abstuvo. Por no recibir bofetadas, las ha recibido de ambos lados. Del grupo parlamentario socialista le ha caído una multa (no hay problemas, tiene el riñón conyugal bien forrado) por no votar en contra; y del socialismo catalán le ha caído una leche de padre y muy señor mío (han declarado que no apoyarán a nadie para liderar el PSOE… y eso va camino de ser Carmenchu, nadie) por no votar en contra.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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