Poco hay que decir de esta novela en lo relativo a la trama, de sobras conocida por todo el mundo. La edición que he leído declara ser la primera íntegra en español, puesto que, por lo visto, prácticamente desde que la obra abandonó la imprenta por primera vez empezó a ser mutilada, extractada, resumida y, en una palabra, acortada de todas las formas posibles. Incluso la traducción al español tenida por modélica (la de Julio Cortázar a mediados del pasado siglo) adolecía de este defecto.
Otra característica de casi todas las ediciones era que se dividían por capítulos. La que yo he leído, por el contrario, respeta el formato original (eso dice, no he visto ninguna edición príncipe de la obra) y lo hace todo un relato corrido, narrado en primera persona y sin diálogos.
Un punto a destacar es que casi toda la obra (excepto cuando aparecen españoles de verdad), Defoe se refiere, por mano de su personaje, a los católicos como una panda de inquisidores y a los españoles como una nación de genocidas. Leyenda negra pura y dura, vamos. Que no es que fuésemos unos angelitos, pero tampoco los demonios que declaraba la pérfida Albión. La cual tampoco es que deba enorgullecerse demasiado de su desempeño como potencia colonial, todo sea dicho.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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