Y las consecuencias serán en el exterior, claro, porque en España nadie parece tener los huevos suficientes para meter a las autonomías en cintura. Es como el padre al que, por no dar un par de hostias a su hijo cuando era el momento (ojo, que no estoy por el castigo corporal indiscriminado; pero creo que un azote dado a tiempo evita muchos males después), se le insolenta cada dos por tres. Vamos, el descontrole educativo familiar imperante, sólo que elevado a escala nacional.
Lo que ha pasado es que, convocado el Consejo de Política Fiscal y Financiera, Cataluña no acudió, y Andalucía se retiró en mitad de la reunión (aunque al día siguiente ha tenido la desfachatez de pedir que se les permita endeudarse más; y luego Griñán dice que las autonomías no son parte del problema… efectivamente, no son parte, son TODO el problema). Montoro, ante la rebelión, ha proclamado que Vengan o no vengan, la ley está para cumplirla. Si se cumple, no será porque les obligue el Gobierno de España. Será porque les obligue Europa.
Y mientras, Burracalva –dime qué criticas y te diré qué es lo que haces tú mal- convoca a la prensa extranjera para criticar la política económica de Rajoy. Ay, Alfredito, que calladito estás menos feo…
Como le dije ayer a mi padre, no me extrañaría nada que antes de que acabe la semana, la prima de riesgo vuelva a alcanzar niveles estratosféricos…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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