Si lo que nos estuviéramos jugando no fuera la supervivencia como nación, lo de la huelga de hambre de los etarras sería como para tomárselo a risa. Entre los que hacen acopio de latas en la celda (convirtiendo la huelga de hambre en una huelga de pues ahora como solo) y los que hacen huelga de hambre a días alternos (en ese plan, yo llevo en huelga de hambre desde que nací… cuando no como, claro), la única respuesta razonable habría sido dejarles con su huelga: si de verdad la hubieran llevado a cabo, algunos habrían adelgazado (al orondo Otegi no le vendría pero que nada mal) y, en último extremo, quizá nos habríamos librado de ellos. Pero claro, de esas ratas asesinas y cobardes no puede esperarse ni el más mínimo rasgo de gallardía…
En cuanto a la verdadera intención de la huelga, está clara: los terroristas consideran que han ganado, el ministro dice que decir que hemos cedido sirve a la estrategia de ETA (pero es que han cedido, señor ministro), las víctimas están cabreadas (y con toda la razón del mundo) y, una vez más, Esperanza Aguirre es la única que habla sin pelos en la lengua.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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